Una vez mas, en redados en batallas que no me pertenecen. Se bien que después de esto que eh hecho, probablemente vuelva a ser reclutado barias veces para pelear contra aquellas personas que jamás conocí o con aquellos que alguna vez me cruce, pero, relatar una historia desde mi posición en estos momentos. Talvez no sea lo mas indicado, ya que, con una herida de bala en mi pierna izquierda, debería salir de todas formas a matar a aquellos padres de familias. Que al igual que yo no se pueden desatar de las cadenas que pesan sobre aquellos que deciden pelear entre si y jamás dan la cara.
Todo comenzó el 17 de agosto de 1947, esa tarde surgieron fuertes discusiones entre aquellos que estaban en el gobierno de nuestro país. Bajo algún punto de esas discusiones las cosas perdieron su rumbo. Corrían amenazas y avisos de guerras que se aproximaban.
En aquellos momentos, solo me dedicaba a aquellas cosas que le dieron tanto sentido a mi vida. Aquellas reuniones de la familia, en las que todos reíamos y compartíamos diferentes tipo de opiniones y pensamientos de las situaciones en las que vivíamos hasta que llegaba el típico chiste de alguno, que nos hacia reír a todos y así se rompía el hielo de una conversación formal.
El 28 de junio de 1942, fue la fecha en la que comenzó todo con ella. Su nombre era .............., (solo por cuestiones de inseguridad no lo aclaro). La conocí a través de unos amigos, en una salida, a ellos les pareció muy gracioso encerrarme con ella en una habitación de hotel. Así empezó una relación. Esa tarde que nos encerraron hablamos de aquellas cosas que nos gustaban y a pesar de que no compartíamos los mismos pensamientos sobre algunas temas. Ella supo llamar mi atención. Con el paso del tiempo se fueron formalizando las cosas, hasta llegar al punto de que nos vimos uno junto al otro y se nos izo imposible separarnos.
Transcurrió el tiempo y ella se vino a vivir a mi lado, compartimos fiestas juntos, conocimos a la familia del otro. A los dos años ella ya esperaba nuestro primer hijo, o hija. Me acuerdo que la tarde previa al parto, el doctor decidió internarla. Según los pronósticos, había surgido una enfermedad que atacaba a las mujeres embarazadas y al parecer ella fue victima de eso.
Por algunos momentos creí que la perdería y de mis ojos caían lagrimas de eterno dolor, por todo aquellos que habíamos compartido y por todo lo que nos faltaba vivir. Pero... al parecer solo me había equivocado. Esa tarde a la noche, nació ella, un regalo de esta vida.
Es difícil explicar la felicidad que sentí en ese momento. Aquellas lagrimas que en su momento fueron de dolor, luego fueron remplazadas por la felicidad que desbordaba de mis ojos. Algo tan dulce fue verla entre sus brazos, las dos personas que mas amaba en esta vida formaron parte de un mismo sentimientos y no supe evitar aquello que me arrastro a robarle un beso de sus labios y mientras las veía a las dos juntas pronunciar lo que jamás olvidare: “Por algo vine a esta vida y por siempre las cuidare. Las amo a las dos”. Esas fueron mis palabras mientras intentaba evitaba que la felicidad que me desbordaba no me llevara a abrazarlas con todas mis fuerzas.
Después de unos años las cosas fueron poniéndose cada vez mas duras para el país. Surgieron nuevos problemas económicos y cada día se nos hacia mas difícil subsistir. Día tras día me preguntaba, cuanto mas iba a aguantar esta vida, y si talvez llegaría el día en que todo esto pasara y pudiera elevar mi activo patrimonial. Así paso el tiempo y llego el día en que las cosas que mas le preocupaba a la gente se hicieron realidad. Se aproximaba una guerra. Ya se aproximaba la fecha dictada.
Por un largo tiempo pensé en que medidas debía tomar frente a esta situación. Luego de reflexionar mi situación y la del todo el país, decidí irme sin decir nada, por temor a que las lagrimas de una despedida hicieran que se nublaran mis decisiones. Mi única despedida fue la carta que deje esa tarde en la mesa del comedor. En la que decía: ... tal vez en estos momentos no entiendas mis sentimientos y no quieras entender que solo lo hago por cuidarlas, pero se que cuando vuelva a tu lado sabrá la verdad de lo que sentí en el momento que mis manos se despegaron de las tuyas para hacer de una parte de mi vida, un escudo para cuidarlas y resguardarla...
Incansables noches de dolor, sufrimiento, angustia, en las que perdía toda cordura frente a una fecha que jamás llegaba. A lo largo del tiempo de entrenamiento conocí gente que en sus ojos guardaban sentimientos de desesperación, arrepentimiento y miedo. Por un tiempo supe suprimir todo sentimiento. El vació que sentía mi alma me impedía ver los sentimientos que se reflejaban en los ojos de alguien que por desesperación y miedo a una muerte tras un abandono, había olvidado el porque de sus acciones.
Finalmente llega el momento al que todos le temíamos. Tras las ordenes de un superior al mando del pelotón todos corren a las posiciones acordadas y remplazan a los soldados que ya participaron de esta guerra. Desde un primer momento se lograban divisar los cuerpos de aquellos compañeros que cayeron muertos. Es difícil explicar lo que se siente cuando ve caer muerto a aquellas personas con las que compartiste un breve tiempo. A pesar de que el tiempo fue poco, jamás le desearía la muerte a alguien que pelea junto a mi. Mas sabiendo que él es padre al igual que yo. Ver su cuerpo que cae frente a tus ojos me hace pensar que seria si fuera yo quien terminara así.
Tras tiros y bombas todo se queda en silencio. Un frió sepulcral recorre el campo y nadie dice nada. Con temor y un sentimiento de odio, que recorría en mi mente, levanto la vista, solo para ver cuerpos mutilados de aquellos compañeros que al igual que yo fueron obligados a ser parte de una guerra que solo usa armas para llegar a la victoria. Una victoria que jamás le pertenecerá a aquellos que nos llevaron a levantar nuestras armas y nunca fueron capaces de mostrarse en el campo de batalla. Al ver y pensar en eso con mas bronca y empeño corro hacia donde se escondían la tropa enemiga y tras disparos y peleas alguien logran herirme en la pierna. Solo después de mis acciones supe darme cuenta de la bala que yacía en mi pierna, así quise buscar un lugar y esconderme para curarme y poder recordar las cosas que hasta hoy había vivido, talvez no fueron los mejores recuerdos y por ahí pude olvidarme de algunos otros momentos que ahora no me olvide. Pero, lo mas lindo de mi vida hoy se escribió al principio de este relato. No se si para cuando termine esta guerra yo siga vivo. Solo espero que quien sepa leer esto que hoy escribí entienda como me siento y sepa tomar una sabia decisión en su futuro.
Acá termino esto por el momento. Si finalizada esta guerra siguiera vivo te lo are saber. Ya que mereces estar al tanto de cómo fueron las cosas y así mismo como terminaron. Si dicho todo esto no pudiera continuar este relato solo quisiera dejar algo que se lo dedico a la mujer que amo y por la que estoy aquí, para asegurarme de que todo termine sin que a ella le pase nada.
